España tiene diferente horario oficial y solar. Salvo Canarias, el país vive y trabaja con una hora de adelanto. Lo que en un momento pareció beneficioso hoy se pone en duda. ¿Es una ventaja o una desventaja?
En las culturas antiguas, las horas no duraban lo mismo. La división del día en doce tramos hacía que en verano cada una de las horas fuera más larga que las de los días de invierno. Esto indica que desde los albores de la civilización como la conocemos hoy, el Hombre siempre buscó vivir y trabajar con el mayor tiempo posible de luz.
Cuando la duración de las horas se estandarizó fue necesario utilizar cada vez más recursos energéticos para poder utilizar la franja del día de menos luz. Precisamente por motivos de eficiencia, para ahorrar carbón y velas, comenzamos a levantarnos un poco antes del amanecer para poder aprovechar mejor ese día. Y la máxima expresión de ese aprovechamiento fue el convenio internacional para adelantar una hora los relojes en verano y utilizar mejor esas horas de luz de más que nos regalaba el Sol. En concreto, fue la Primera Guerra Mundial la que originó la necesidad de ese ahorro de energía. El cambio horario era una buena solución recurrente en cada conflicto bélico y cada crisis económica.
En la Segunda Guerra Mundial, el primer país en incorporar este cambio fue Alemania y con él todos sus aliados en la guerra y simpatizantes, como España. Esto supuso para nuestro estado el adelanto de una hora sobre la real o solar, más otra hora al llegar el verano. Este desfase horario, por la distancia con el eje en el que nos situaron, explica muchas de las diferencias culturales del país, como los horarios de las comidas y cenas, pues los españoles cambiaron sus relojes pero su estómago no.
No todos los países mantuvieron ese cambio horario de verano, pero España y otros sí lo hicieron. Es decir, en la España Peninsular tenemos por norma una hora de desfase y dos horas en verano con respecto a nuestro horario solar. En el caso de Canarias sólo se nota ese desfase en una hora en verano.
¿Ventaja energética?
Para quienes defienden el cambio horario en nuestro país como ventajoso para la economía, es importante el hecho del ahorro por la tarde, pero quienes están en contra afirman que ese consumo ganado se traslada a la mañana, ya que los españoles se levantan en invierno una hora antes de lo que el horario solar les marca en realidad. Cuando llegamos a la oficina, no serían las 9 sino las 8 y por la tanto, de noche en según qué meses.
¿Problemas para la salud?
No hay estudios concluyentes sobre la influencia del cambio de horario en la salud. Los detractores del cambio de hora afirman que en al ir contar el ritmo solar se incrementan los infartos y se altera la calidad del sueño. Otros estudios avalan que el trastorno del sueño solo se registra en los días del cambio en sí mismo, pero no durante el resto de semestre. De hecho, matizan que es la calefacción, la luz artificial y las tecnologías para el ocio lo que realmente influye en el retraso de la hora de acostarnos y el descanso nocturno.
En resumen. No está claro ni hay datos reales de los ahorros o perjuicios de este sistema horario. Cada país, en base a su cultura, su clima o tipo de tejido empresarial debería aceptarlo o no según sus necesidades reales.