Con la externalización de algunos servicios las empresas buscan ser más competitivas, pero hay que tener en cuenta factores antes y después de poner en marcha este sistema de trabajo.
Los motivos que llevan a la externalización de un departamento es principalmente la rentabilidad para el negocio, pero también hay otros como mejorar la calidad del servicio a menor coste para el cliente o ser capaz de dar un servicio para el que no está preparada nuestra compañía o para la que no hay recursos propios.
Los sectores que más están demandando la externalización son el farmacéutico, alimentación, tecnologías de la información y comunicación.
Las áreas que más frecuentemente se externalizan son: Administración, Servicios Generales, Producción, Operaciones, Tecnologías de la Información y el área Comercial. Recientemente se empiezan a sumar otros como la Logística, procesos auxiliares a la Industria, servicios de atención al cliente, etc…
Los expertos avisan de la importancia de encontrar un equilibrio entre lo que vamos a externalizar y lo que la empresa continuará haciendo. Para ello habrá que analizar bien el mercado para saber si realmente es correcta la externalización del servicio elegido. Hay que calcular la rentabilidad que produce la gestión propia o externa del servicio antes de decidirse a hacerlo. Básicamente, no se debe externalizar nada que sea parte del negocio principal de la empresa ni aquellos que la diferencian de su competencia.
Si se opta por externalizar hay que tener claro también hasta qué punto es así, qué tareas exactas se sacan fuera de la empresa o si es todo, pero también la experiencia de la compañía contratada para este fin, si trabaja para la competencia, su solvencia para hacer un trabajo de calidad… Al contratar el servicio hay que incluir cláusulas de que penalicen el incumplimiento de los servicios o tareas asignados.
No se trata de externalizar de modo automático, sino de hacerlo con lógica y análisis. El resultado debe ser una mejora del negocio a menor coste.