La Comisión Europea se ha marcado una dura tarea para el año 2050: afrontar el aumento de desplazamientos que se derivará del crecimiento de la población urbana en las próximas décadas fomentando el transporte sostenible y ecológico.
Con su estrategia pretende reducir las emisiones contaminantes de los vehículos en un 60% y disminuir notablemente la dependencia del petróleo. Para ello la clave será el transporte público, que cada vez cumple normativas medioambientales más exigentes.
En la hoja de ruta Transporte 2050 encontramos importantes propuestas como fomentar el uso de ferrocarril y transporte fluvial para distancias superiores a 300 Km o potenciar la utilización del autobús en ciudades y distancias inferiores. El fin está claro: disuadir de circular en coche privado o que se haga de manera más razonable.
Por ello, se pondrán en marcha políticas encaminadas a mejorar las redes de transporte colectivo, la movilidad a pie y en bicicleta o los coches de alquiler compartidos.