¿Hay alguien que no haga promesa de cambio el 31 de diciembre de cada año? ¿Cuánto dura el empeño? La respuesta es dura: la primera semana.
Los buenos propósitos, tanto en el terreno personal como profesional, deben tener detrás un verdadero esfuerzo. Está demostrado que el 25% de las personas se olvidan con facilidad de sus propósitos de Año Nuevo en tan solo una semana y el 60% desiste en los próximos seis meses. Esto significa que sólo un 15% consigue llevar a cabo sus objetivos.
Objetivo. Ésta es la palabra clave. Los propósitos no deben ser sólo un deseo, sino un objetivo a cumplir. De lo contrario cada año repetiremos una y otra vez las mismas buenas intenciones sin cumplir ninguna de ellas.
Trucos interesantes
Los expertos en la materia afirman que hay algunas pautas que nos ayudan a superar la prueba y no abandonar. En primer lugar, el objetivo marcado debe ser lógico y alcanzable, si no el fracaso está garantizado antes de empezar. También es importante tener una fecha límite, para evitar que la flexibilidad temporal nos lleve a abandonar por no exigirnos metas.
Es muy aconsejable escribirlos en un papel o en nuestro dispositivo móvil para poder recordarlos con periodicidad y darnos el gusto de tachar las tareas cumplidas. Según los estudios realizados por diversas universidades americanas, poner por escrito los objetivos aumenta un 42% la posibilidad de conseguirlos.
No podemos fijarnos demasiados objetivos, porque como dice el refrán “el que mucho abarca, poco aprieta”. Pasar de 6 o 7 propósitos ya es demasiado.
Es muy importante que entre nuestros propósitos se combinen cuestiones laborales y personales, como mejorar la salud, porque los dos ámbitos están más relacionados de lo que pensamos. Si logramos superar una de las metas de mejora laboral, éste hecho puede influir en aspectos del día a día y viceversa, si comemos mejor, estamos más sanos y hacemos más deporte, también se reflejará en nuestra vida profesional. Es lo que se llama objetivos dominó: los que al cumplirse abren la puerta para cumplir otro. Estos puntos deben ser prioritarios.
No está demás compartir los propósitos, pero no con todo el mundo, sino con aquellos que pueden ayudar o animar a conseguirlos.
Y ahora una última pregunta: ¿Has abandonado ya tus propósitos de Año Nuevo? Todavía puedes empezar de cero y retomarlos. El año no siempre empieza el día 1 de enero, puede ser hoy. No mañana, hoy.