Niños que lloran por la mañana al entrar en clase, cansancio, nervios… Los más pequeños tienen que volver a las rutinas y les cuesta un poco.
Nos pasa a todos y a ellos, lógicamente más. Han cambiado todo su día a día, desde la hora de levantarse y acostarse hasta las comidas. Han tenido festival de azúcar, actividades muy interesantes, regalos y todo el tiempo del mundo para jugar. ¿Y ahora?
Una vuelta progresiva. Hay que ponerse siempre en el lugar del otro. La primera semana va a costar un poquito volver a coger los hábitos y acostumbrase al ritmo de las clases. Pero todo llega con normalidad. Sólo necesitan que nos armemos de paciencia para no ponerles más nerviosos de lo que ya están.
Buenos hábitos de nuevo. Aunque les cueste hay que comenzar enseguida a acostarles pronto para dormir las horas necesarias y hay que volver a comer a las horas que marquen su rutina diaria. ¿Cómo lograrlo sin dramas? Difícil pero la mejor manera, como siempre decimos, es con el ejemplo. Si los mismos padres no vuelven con naturalidad a retomar los hábitos a ellos les costará más. El esfuerzo debe ser conjunto y visible.
Psicología inversa. A los niños hay que hacerles llegar que la vuelta al cole es un momento emocionante. Van a reencontrarse con sus amigos y podrán contarse todas las aventuras que han vivido estas Navidades.
Con estos y algunos otros trucos, la vuelta al cole es menos dura para todos.