A raíz de la celebración del Día Internacional de la Mujer el pasado 8 de marzo, se han mostrado numerosos estudios y en todos se concluye que el mercado laboral refleja claramente la falta de igualdad social entre hombres y mujeres.
A pesar de tener mejores resultados académicos que sus compañeros, la tasa de empleo de la mujer es inferior a la de los hombres. Para todos los niveles de formación hay una cuestión que queda inalterable, el paro se da más entre ellas que entre ellos.
Los mayores nichos de empleo y mejores salarios están actualmente en los sectores científicos, tecnológicos e ingenierías. Pero tradicionalmente, son profesiones que socialmente se han masculinizado y pocas chicas se identifican con carreras de este tipo aunque la situación está cambiando progresivamente. Según el estudio PISA de la OCDE, el 12% de los hombres optan por estudios de ciencias frente al 5,2% de las mujeres. El informe Igualdad en cifras MEFP indica que hay sólo un 8% de chicas que cursan informática como módulo de grado medio de FP, frente al 92% de chicos del aula.
Un mercado más precario para ellas
Tan sólo la mitad de las mujeres en edad activa forman parte del mercado laboral, la otra mitad se retira por obligaciones familiares que asume como propias: cuidado de niños y mayores, tareas domésticas. Esa concepción social de los roles es una gran traba para la incorporación de la mujer en plena igualdad al mundo laboral.
El 50% de mujeres que sí forman parte del mercado de trabajo, tienen más dificultad que ellos para encontrar un puesto. Una vez conseguido el puesto suelen tener mayor precariedad y mayor número de contratos a tiempo parcial. Otra vez se presupone que su trabajo es sólo una aportación a los ingresos generales del hogar, pero no el sueldo principal.
Los datos hablan: 1 de cada 4 trabajadoras tiene un contrato a tiempo parcial. Las mujeres ganan como media un 15% menos por hora trabajada y perciben una media de 6.000 euros menos al año que los hombres.