El acoso escolar siempre se cuenta desde el lado de quienes lo sufren pero qué hacer para frenarlo si nuestro hijo es quien acosa.
Los jóvenes acosadores también tienen que ser ayudados, al igual que sus víctimas. Los psicólogos saben que cuando un niño se relaciona de manera violenta es porque existe un claro problema detrás. Ayudarles a ellos es ayudar también a todo su entorno y evitar de base el acoso.
Hay que olvidar la idea de que los niños que acosan a sus compañeros aprenden esa violencia en su casa. En muchos casos no es así, sino que es un reflejo de falta de comunicación, de capacidad de negociación, de poca empatía… En ocasiones, es difícil incluso saber que un niño está acosando porque se esconde tras el grupo y no es el ejecutor sino el ideólogo del bullying.
Como principales recomendaciones para educar a los menores en el respeto a los demás y frenar el acoso escolar destaca siempre la comunicación entre padres e hijos, que los pequeños aprendan a ponerse en el lugar del otro antes de actuar o decir algo doloroso, educarle para que sepa que no siempre tendrá la razón y conseguirá su objetivo y que ello no sea frustrante. Para esto es muy importante la comunicación asertiva: saber cómo decir y pedir las cosas, sin insultar, sin agredir pero con rotundidad.
El ejemplo paterno es fundamental. Cuando se regaña a un niño hay que hacerlo sin gritos, sin violencia verbal, simplemente diciéndole qué es lo que ha hecho mal y que efecto o sentimiento causa su mala acción. También es muy positivo reforzar todo aquello que ha hecho bien. Siempre es más gratificante obtener la atención de los demás para conseguir halagos que reprimendas.
Las situaciones más complicadas tienen siempre que pasar por especialistas en psicología y orientadores escolares.